A 2 semanas de culminar con el 1er. Bimestre, luego de acontecimientos tales como la Jornada y la Limpieza de Playas en Llanavilla, por fin visitamos el Puericultorio Perez Aranibar.
Después de otra preparación para la confirmación, como todos los sábados, nuestra tutora nos convocó al búnker de Ciudad de Dios (siendo este la oficina de los 3 profesores a cargo del Proyecto de CdD) donde, en medio de la desesperación y angustia; nos empezamos a vestir, maquillar y terminar de aprender los guiones. Había gente que ni siquiera estaba cerca del colegio y estábamos próximos a irnos, pero al final, lograron llegar antes de que partiera el bus ya caracterizados.
Luego de pasar por todo ello, subimos a los buses. Muchos repasábamos nuestros guiones; habían obras desde una parodia de Harry Potter hasta Charlie y la Fábrica de Chocolate. El tiempo pasó rápido, pues en sólo 45 minutos llegamos al Puericultorio Perez Aranibar. El desafío comenzaba y no había vuelta atrás.
Desde que ya nos acercabamos al Puericultorio en el bus, podía ver las malas condiciones en las que se encontraba el lugar, con decir que los vidrios rotos de los salones estaban unidos con cinta adhesiva… pero bueno, era lo de menos. Había llegado con una gran sensación de miedo y temor ante lo que se me avecinaba, en base a lo que me habían comentado algunos alumnos de otras secciones, eso me iba a quitar “cancha” y no iba a poder imponer respeto, así que recordé para lo que estaba yendo y dejé ese temor de lado. Al llegar al pabellón central de los niños (cabe destacar que le íbamos a dictar clases a niños entre 10 a 12 años pertenecientes al aula Túpac Amaru “A”), tuvimos una pequeña presentación y cada grupo se dirigió a su aula asignada. Al caminar, alrededor de 3 chicos se me acercaron a preguntarme si era un mago (por la barba que me había colocado por la obra a interpretar) a lo que le dije que sí, además de decirle que era Papá Noel (grave error) ya que me insistieron que les aparezca algo. Afortunadamente se me ocurrió decirles que como era Papá Noel, no les iba a aparecer nada hasta Diciembre, a lo que reaccionaron de buena manera y se fueron.
Como los niños con los que íbamos a trabajar querían que la clase se hiciera aire libre, fuimos a un patio cerca al campo de fútbol, el cual era enorme. Me sorprendió mucho la velocidad con la que se presentaron, ya que pensaba que iban a tener algo de timidez por el hecho de conocer personas nuevas (aunque 2 miembros de mi equipo habían ido la semana pasada a ver el lugar). Sin embargo, me resultó preocupante el bajo desempeño de aprendizaje que tenían en el lugar, basándome en que cuando preguntamos “¿Cuántas sílabas tiene la palabra mamá?” varios niños gritaron con total seguridad “3”, “4” hasta “6”.
A pesar de todo, fuimos capaces de dictarles la clase de manera que no se aburrieran (lo confirmamos cuando la Miss Rose les preguntó) e incluso, fuimos capaces de enseñarles el significado de compartir (lo cual es algo muy importante), así como tener tiempo para jugar fútbol.
Como conclusión, puedo afirmar que he podido lograr un pequeño porcentaje del gran objetivo propuesto debido a que hemos podido captar la atención de los niños de una manera dinámica.
EXPERIENCIAS LOGRADAS:
SE COMPROMETE Y ESFUERZA: junto con mi equipo, logramos que los niños del Puericultorio aprendieron valores como el compartir, así como mejorar un poco su comprensión lectora.
TRABAJA EN COMUNIDAD: desde que estábamos en el búnker, estuvimos propuestos a toda costa a estar listos antes de que partiera el bus.
CONOCERSE, ACEPTARSE Y SUPERARSE: inicialmente, por los comentarios de los que ya habían ido al Puericultorio, me llené de dudas sobre cómo debía hacer las cosas para que todo saliera bien, pero recordé el propósito para el que iba y me llené de optimismo y seguridad.
SIENTE CON LA IGLESIA Y EL MUNDO: mediante la actividad que le tocó justamente a nuestro salón, estamos promoviendo la mejora de la comprensión lectora en el Puericultorio. Lo cual, es una falencia en la educación peruana.
EXTENSIÓN: 701 palabras.
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